jueves, 26 de abril de 2018

Pueblos Étnicos de México


Chichimecas Jonaces de Guanajuato.

Son misterio, son historia, son leyenda, son sabiduría, son inteligencia, son raíces ancestrales. Son palabra, oído y canto, son costumbre y tradición. Son presente, pasado y futuro, ellos son éza’r, personas que viven y que se niegan a morir.
El pueblo úza’ habita en la localidad conocida como Misión de Chichimecas, asentada en el estado de Guanajuato. Los éza’r, como se autodenominan, son descendientes de los antiguos habitantes de la Gran Chichimeca, asimismo son el último reducto de esa milenaria cultura.

Los éza’r de Misión de Chichimecas son descendientes de los antiguos, valerosos e indómitos guerreros chichimecas que habitaron el estado de Guanajuato antes de la llegada de los españoles y que en el siglo XVI, debido al avance de la colonización española protagonizaron la gran Guerra Chichimeca en defensa de su territorio. Guachichiles, guamares, guaxavanes, copuces, cocas, tecueces y sánzas, todos ellos formaron parte de la miríada de pueblos nómadas y seminómadas que habitaron el norte y noreste de nuestro país, conocido históricamente como la Gran Chichimeca. Este vasto territorio abarcaba los actuales estados de Durango, Coahuila, Jalisco, Zacatecas, San Luis Potosí, Guanajuato y Querétaro.

El origen de los éza’r se desconoce; no obstante, los estudios históricos y lingüísticos apuntan que su lengua guarda parentesco con la de los pames, los otomíes, los mazahuas, los matlatzincas y los tlahuicas; y tiene una mayor afinidad lingüística con el pame, incluso hay quien ha llegado a confundirlas en algún momento; este hecho hace suponer a los lingüistas que antes eran un solo grupo con una sola lengua y que con el correr del tiempo se fueron separando.
Misión de Chichimecas se encuentra al noreste del estado de Guanajuato y al oriente de la cabecera municipal de San Luis de la Paz con quien comparte el lindero de colindancia, de hecho se localiza dentro de su jurisdicción.

En cuanto a infraestructura, en Misión de Chichimecas hay un centro de salud (ssa); un centro de capacitación, que pertenece al municipio y al estado; dos centros preescolares; dos primarias; una telesecundaria, y un video-bachillerato, todos son servicios públicos. Hay también una Casa del Pueblo, un panteón comunitario, tres capillas comunitarias y tres capillas familiares, toda propiedad del pueblo. Además, opera una fábrica textil cuyos dueños son de origen coreano, donde trabajan algunos jóvenes éza’r.

Desde hace mucho tiempo y hasta el día de hoy, entre los éza’r existen muchos mitos y creencias que explican su existencia, su forma de interpretar las cosas o de concebir al mundo. Esta cosmovisión es una amalgama de las ideas prehispánicas y las de la religión católica y ha sido heredada generación tras generación a lo largo de siglos hasta llegar a los actuales pobladores de Misión de Chichimecas.
Así por ejemplo, se dice que la Virgen de Guadalupe les dio la lengua que hablan y que San Isidro Labrador les enseñó a cultivar la tierra.

Huastecos De San Luis Potosí


Los huastecos de San Luis Potosí (teenek) es el grupo maya que se distribuye actualmente en una franja que se extiende por el norte de Veracruz desde la sierra del otontepec, cruza por tantoyuca y continúa por el noreste del estado de San Luis Potosí. 

Éste se encuentra dividido en 58 municipios, los cuales se agrupan en cuatro regiones geográficas; una de ellas es la huasteca, que comprende parte de la planicie costera del golfo de México y una porción de la sierra madre oriental. Aquí conviven teenek, nahuas, pames y mestizos. los teenek habitan principalmente en los municipios de aquismón, tanlajás, tampacán, ciudad valles, huehuetlán, san antonio y tancanhuitz de santos; los nahuas se encuentran asentados fundamentalmente en los municipios de tamazunchale, axtla de terrazas, xilitla, san martín chalchicuautla y coxcatlan, y los pames en el municipio de tamasopo. Sin duda, los teenek y los nahuas son los más numerosos e importantes de estas etnias.


La religión de los teenek antiguos fue el centro de sus creencias; el mundo sobrenatural sirvió de respuesta a las principales preguntas, razón por la que encontramos dioses relacionados con las enfermedades, la muerte, la vida, la danza, la música, el viento, la tierra, la agricultura, el nacimiento, el sol y la luna.


Entre los dioses principales se encontraban Quetzalcóatl y Tlazoltéotl; también se rendía culto al sol, a Xipetotec, Tláloc y Xólotl. Los sacerdotes, además de recibir la confesión de los pobladores, pintaban e interpretaban los códices. La música y la danza fueron elementos importantes en sus rituales, donde las sonajas, flautas y teponaxtles, junto con el movimiento de las piernas, podía llevar a los sabios a la comunicación con los dioses.





Las viviendas teenek se encuentran escondidas entre la maleza, los árboles y la vegetación; es una estrategia de los habitantes para resguardarse, porque los árboles les dan sombra en los intensos calores de primavera y verano, y cobijo en temporada lluviosa. Las casas, en su mayoría, son edificadas de otate, madera, bambú y varas; el techo es de palma y, a veces, de lámina. Las casas teenek constan de tres recintos, uno de los cuales funciona como cocina y los otros dos como habitaciones.

La elaboración de los alimentos corre a cargo de las mujeres, quienes se las ingenian para dar de comer a la familia y tratar de cubrir sus requerimientos alimenticios. La base de la alimentación es el maíz, con el que se elaboran tortillas, bocoles, tamales, bolimes, y zacahuil, entre otros. Los bocoles son una especie de gorditas de masa, rellenos de frijoles, queso o carne; los tamales envueltos en hoja de plátano se hacen de masa con chile y carne.

En las comunidades teenek, el gobierno se encuentra relacionado de manera íntima con normas y valores morales, y mezclado con concepciones mágico-religiosas. El trabajo se divide de manera funcional entre las comunidades, particularmente en la asamblea comunitaria. Es ahí donde se eligen los cargos de las autoridades civiles y religiosas, y se asignan las responsabilidades de los diferentes comités.

Nahuas de San Luis Potosí

Son el grupo indígena más numeroso de México, además del más extensamente distribuido en términos territoriales. Esta idea es cierta si consideramos como grupo a los hablantes de una misma lengua: el náhuatl, sin duda, el idioma vernáculo más hablado en nuestro país. Pero la misma afirmación es absolutamente incorrecta si admitimos que un grupo étnico no es lo mismo que un grupo lingüístico.
Los nahuas constituyen el grupo indígena mayoritario en la porción sur de la región Huasteca. Ocupan, con diversos grados de densidad y presencia relativa, más de 50 municipios de los estados de San Luis Potosí, Hidalgo y Veracruz, y desde la época prehispánica comparten su territorio con los otomíes, tepehuas y totonacos, hacia el sur, y con los teenek o huastecos hacia el norte.

 Los nahuas de la Huasteca se denominan a sí mismos macehuale o macehualmej, nombre que resalta su condición de subordinados frente a los mestizos a quienes llaman coyomej o coyotes, mientras que a su lengua la denominan méxcatl, una forma abreviada de “mexicano”. Saben y afirman que su idioma y no el español es el verdadero mexicano, pero ello no obsta para que también lo denominen náhuatl en muchos lugares de la región.


Estos son rasgos que junto con la extendida práctica del uso de topónimos referidos a particiones del espacio comunitario unifican a los nahuas de esta parte del país, aunque es preciso considerar que en otros aspectos, incluida la lengua, encontramos grandes diferencias: en la Huasteca se hablan por lo menos dos dialectos del náhuatl, identificados no sólo por los propios hablantes sino incluso por los lingüistas. Gracias a los estudios especializados que involucran técnicas complejas de análisis, sabemos que estas variantes son producto de diferentes momentos de penetración de los hablantes del náhuatl en la Huasteca.

Los nahuas de la Huasteca, como buena parte de los indígenas mexicanos, basan su economía en la agricultura milpera, lo cual no obsta para que también lleven a cabo otro tipo de actividades, como lo es el importantísimo renglón del cultivo del chile y su procesamiento, a través de técnicas de ahumado y secado de origen prehispánico, para la obtención del chilpoctli, altamente apreciado en la época de los aztecas y hasta nuestros días.

Los nahuas de la Huasteca, como casi todos los grupos indígenas de nuestro país, se organizan socialmente a través de un sistema de autoridad que tiene tres fundamentos distintos: el municipio, la propiedad social de la tierra y lo que se ha llamado el sistema de cargos. En otras palabras, la vida colectiva se estructura y norma mediante combinaciones particulares de reglas impuestas desde la sociedad nacional y la tradición histórica propia.

La presencia de la Iglesia Católica fue restringida en la mayor parte de la Huasteca desde el periodo colonial. Tratándose de un territorio agreste y apartado de los principales centros de poder, no contó con una actividad misionera tan constante ni tan exitosa como sucedió en otras zonas. Y aunque numerosos elementos del pensamiento cristiano fueron impregnando, al paso de los siglos, las creencias y las prácticas religiosas de los nahuas y sus vecinos, es indudable que la matriz prehispánica conservó una gran vitalidad, gracias a que la conducción del ceremonial se mantuvo en manos indígenas. 

Y buena parte de esta situación sigue vigente hasta hoy. Si bien el sistema de creencias religiosas entre los nahuas de la Huasteca es uno desde la perspectiva de sus propios fieles, con fines analíticos podemos hablar de un sistema dual, paralelo, que en muchas ocasiones produce desavenencias entre los creyentes y las autoridades eclesiásticas. Veamos, en primer lugar, qué sucede en aquellos lugares donde el catolicismo es la religión oficial preponderante.

Pames de San Luis Potosi

Los pames se llaman a sí mismos Xi úi (o sus variantes locales) que significa "indígena"; este término se utiliza para referirse a toda persona descendiente de no-mestiza; por lo anterior, y estrictamente hablando, los vocablos pame y xi'úi no son gentilicios. Sólo cuando hablan en español emplean la palabra pame para autonombrarse; sin embargo, en la región dicha palabra está cargada de un sentido peyorativo, razón por la cual tratan de evitarla. la zona xi'úi comprende cinco municipios: Ciudad del Maíz, Alaquines, Tamasopo, Rayón y Santa Catarina.


Infraestructura; El ferrocarril es un medio de transporte que tuvo relativa importancia para los xi´úi, hasta que llegó el trazo de la carretera. Dentro de la región pame, las estaciones relevantes son las de Las Tablas, Cárdenas, Canoas, Espinazo del Diablo y Tamasopo. Finalmente hay una pista de aterrizaje abandonada, próxima a la comunidad de Cárdenas.


Lengua; En la actual región xi'úi, además del español, se habla su propio idioma, llamado génericamente pame; muy próximos geográficamente, se encuentran hacia el oriente grupos de habla náhuatl y huasteca, aparte de la población indígena que ha emigrado a la región xi'úi y que habla sus propios idiomas. Es importante reiterar que no hay sólo un idioma pame, sino al menos dos: pame del norte y pame del sur, este último aparentemente ha desaparecido a pesar de que a principios del siglo XX se hablaba en el estado de Hidalgo. El pame del norte, que es el que se habla actualmente en toda la región xi'úi bien puede dividirse en dos variantes: el de las áreas de Ciudad del Maíz, Alaquines y La Palma, y el del área de Santa María Acapulco. 

Vivienda; La residencia es de tipo patrilocal: los recién casados viven con los padres del esposo por espacio aproximado de un año, cumplido cuando se mudan a su nuevo hogar, casi siempre cercano a la casa del padre del marido. Cada individuo que forma una nueva familia construye su vivienda, ayudado por sus familiares y amigos; la construcción de la vivienda es un asunto exclusivamente masculino. 


La casa habitación tradicional es un jacal de planta cuadrada o rectangular, a veces con uno o dos lados redondeados, con paredes de una hilera de varilla de madera, o dos hileras que contienen piedras; en ocasiones las paredes se enjarran con lodo.

Organización social; En la cultura xi'úi la familia es el núcleo rector, y está formada por un patriarcado donde se considera la opinión de la mujer para la toma de algunas decisiones. El miembro más viejo de la familia es el jefe de la misma. Para integrarse como grupo, los problemas más agudos a los que se enfrentan los pames son a la dispersión de las comunidades y a la emigración; este último problema se ha agravado en los años recientes, ya que se ha convertido en un fenómeno definitivo y de núcleos familiares completos.

Cosmogonía y religión; Aunque el sistema de creencias religiosas gira alrededor del catolicismo, se observan entre los xi'úi varias manifestaciones de presumible origen prehispánico. Entre las más importantes de éstas aparece el Dios del Trueno, el cual gobierna la vegetación y es muy respetado; le sigue en importancia el Dios Sol, que se encuentra conceptualmente fusionado con el dios católico, así como la Diosa Luna, igualmente acrisolada con los conceptos de ''madre" y "virgen".

Los Pames en Querétaro

Los pames, el pueblo habitante inmemorial de la región serrana queretana, es base fundamental de la cultura local, “La mayoría de los Pames actuales viven en el sureste del estado de San Luis Potosí y otros 600 u 800 habitan en la parte norte del estado de Querétaro, en la región de Tancoyol, municipio de Jalpan”. Dice la estudiosa de este pueblo chichimeca, Chemin Bässler.
Los Pames septentrionales o queretanos que, a sí mismos se llaman Re nye ayyaw, como todo pueblo milenario de América, llaman al sol, Padre y a la tierra, Madre. Al salir de cacería, la primera pieza lograda la muestran ritualmente al sol, mientras derraman su sangre sobre la tierra. Son los cazadores de arco y flecha, los Tamemes de la frontera entre Mesoamérica y la Gran Chichimeca. Navajas de obsidiana, cerámica, ritos agrarios y otros vestigios más de su cultura se encuentran en la zona habitada por este pueblo, en forma inmemorial y ahora pertenecientes al estado de Querétaro.

El pueblo mexica tenía en poca estima a los llamados Chichimecas, entre los que se incluía a los Pames. La causa era su rebeldía y su insumisión. Los pueblos que formaron la Triple Alianza tuvieron un dominio que abarcó desde Oxtipa hasta el Pánuco, y en el siglo XV dominaron a los pames- chichimecas. Esta acción fue imitada por el invasor Hernán Cortés en 1522, dejando como gobernador en la región a Nuño de Guzmán, quién comerció la esclavitud de los Pames, al grado de que éstos se negaron a procrear más hijos.

El simbolismo más importante y unificador que se encuentra entre los Pames y los misioneros es el referente a la madre de dios y pasa a ser un tema central en la construcción de las “misiones”, que serán los nuevos teocallis. Dándose un sincretismo o una apropiación cultural conveniente a ambas civilizaciones, es un acuerdo no pactado.


Todas ellas, bellas expresiones del barroco mexicano, llevado a lo máximo de su expresión por los indios pames y donde dejaron también reflejada su cultura y religión, en las fachadas, retablos, pinturas, esculturas, etc.

Ante desgracias climáticas, gracias a los conocimientos de la riqueza silvestre alimenticia y curativa que les han enseñado sus antepasados, han podido resistir estos fenómenos, en estas situaciones han sobrevivido con chamal, nopal, frijoles del monte, raíces de palma y agaves, ratas de campo, tlacuaches, víboras, gusanos de maguey y de palmas, larvas de avispas, etc.

Matlatzinca del Estado de México

Unicos descendientes de los aguerridos y poderosos señores que en la época prehispánica construyeron importantes centros políticos y ceremoniales entre otros Teotenango y Calixtlahuaca, integrantes también del señorío que dominó el extenso territorio habitado por otomíes, mazahuas, ocuiltecas y nahuas conocido como Valle de Matlatzinco, hoy Valle de Toluca. 

Su origen y desarrollo histórico se remontan a épocas muy tempranas; las evidencias arqueológicas nos revelan una antigüedad de 3,000 años a.C. Este proceso de poblamiento, a lo largo de varios años, se caracterizó por movimientos, descensos y crecimientos demográficos, estableciéndose relaciones muy estrechas entre los habitantes de esta región y los de la vecina cuenca de México, en particular de Teotihuacan. 

Las casas y los barrios se encuentran muy alejados y desperdigados a lo largo y ancho del Valle; al lado de cada pequeña casa se encuentran los campos de cultivo. En el centro del poblado se halla una pequeña plaza en donde se concentra la iglesia, un centro de salud, un auditorio, el edificio delegacional y dos escuelas de enseñanza básica (preescolar y primaria). Además, los matlatzincas cuentan con una telesecundaria y un centro de bachillerato, este último inaugurado recientemente.

La principal actividad de subsistencia en San Francisco Oxtotilpan es la agricultura de temporal y el cultivo básico es el maíz además del frijol y la calabaza.

El Jefe Supremo constituye la autoridad máxima de carácter tradicional que representa oficialmente a los matlatzincas de San Francisco Oxtotilpan; este cargo, cuya vigencia es de tres años, le confiere a quien lo ocupa el poder de representación ante las autoridades nacionales, estatales y municipales. La persona que asume este nombramiento, elegida democráticamente, goza de prestigio y de respeto ante la comunidad.
La comunidad matlatzinca participa en una intensa vida ceremonial que se refleja en los momentos del ciclo vital: nacimiento, matrimonio y muerte, así como en las relaciones rituales y sociales que se derivan de estos acontecimientos, como es el caso del compadrazgo; estas relaciones perduran toda la vida y entrañan un gran respeto. Los santos del culto católico que se festejan a lo largo del año.


Mazahuas del Estado de México

La palabra mazahua es un vocablo nahua que significa "gente del venado". Las raíces del pueblo Mazahua provienen de la fusión racial y cultural de los asentamientos tolteca - chichimecas.
Se encuentran asentados en la región noroccidental y centro-occidental del estado, mayoritariamente en 13 municipios rurales que son: Villa Victoria, San Felipe del Progreso, San José del Rincón, Donato Guerra, Ixtapan del Oro, Villa de Allende, Almoloya de Juárez, Ixtlahuaca, Temascalcingo, El Oro, Jocotitlán, Atlacomulco y Valle de Bravo. Desde principios del siglo XVI, los Mazahuas han ocupado esta zona, que está integrada por una serie de montañas, lomas y valles en los que predomina el clima frío. 


De los municipios donde se asienta el pueblo Mazahua, nueve tienen un alto grado de marginación: Villa Victoria, San Felipe del Progreso, San José del Rincón, Donato Guerra, Ixtapan del Oro, Villa de Allende, Almoloya de Juárez, Ixtlahuaca y Temascalcingo; dos, un grado medio: El Oro y Jocotitlán; y dos un grado bajo de marginación: Atlacomulco y Valle de Bravo, lo que significa que se trata de una  región y un pueblo con grandes necesidades sociales y económicas. Algunos de estos municipios (San Felipe del Progreso, San José del Rincón, Villa Victoria y Villa de Allende), tienen población predominantemente mazahua. En los trece municipios citados se localizan 427 comunidades con diez y más hablantes, de cinco años y más, de la lengua mazahua. 

El vestido de la mujer mazahua, constituye una preservación cultural, está compuesto de falda de manta blanca que remata con bordados de motivos zoomórficos o florales. Sobre esa falda, usa otra de satín, de colores fuertes, como el amarillo, rosa mexicano, morado, verde, lila y azul rey. La mujer mazahua también utiliza una faja de lana muy larga, hecha a mano, que alcanza para darle varias vueltas a su cintura. La blusa es del mismo material y color que los de la falda. El vestido se adorna con un collar de cuentas de papelillo, de numerosos hilos, cuyo color contrasta con el de aquél. El adorno se complementa con grandes arracadas de filigrana y con cintas que utiliza en sus trenzas, que pueden ser de color rojo, verde o guinda. 


En la organización social tradicional de las comunidades mazahuas, destacan las figuras vinculadas a sus prácticas religiosas, como los mayordomos, fiscales y mayordomitos, que son elegidos de acuerdo a sus costumbres y con la periodicidad que marca el cargo. Sus funciones, por lo general se refieren a la organización de sus ritos y festividades.
Otra característica importante la constituye la faena que es una forma de organización social para realizar trabajos de beneficio comunitario.

La unidad social entre ellos, los mazahuas la constituye la familia, que puede ser nuclear o extensa. Entre ellos un compromiso de matrimonio requiere de por lo menos tres visitas previas a la casa de la novia, por parte de la familia del novio.

El pueblo mazahua ha conservado sus expresiones culturales mediante la lengua, la tradición oral, la música, la danza y las artesanías; su forma de vestir, su visión del mundo y sus prácticas rituales y religiosas, las cuales han sido transmitidas de una generación a otra, y más recientemente en su Centro Ceremonial. La lengua materna constituye el principal vínculo de comunicación e identidad dentro de la familia y la comunidad. Sin embargo, cada vez son más frecuentes los casos de niños que ya no aprenden o que ya no hablan su lengua materna. 

La falta de empleos, el bajo rendimiento de la parcela agrícola y la presión demográfica, son causas de la migración tanto temporal como permanente, de hombres y mujeres mazahuas hacia los centros urbanos, principalmente a las zonas metropolitanas de las ciudades de Toluca y México.
La economía de las comunidades mazahuas se basa en la agricultura de bajo rendimiento, particularmente de maíz, cuyo cultivo constituye su actividad económica fundamental, la cual se complementa con los ingresos obtenidos por la elaboración de artesanías, así como los que consigue la población migrante, en actividades de los sectores secundario y terciario.

Tlahuicas del Estado de México

Los tlahuicas o pjiekakjo presentan una gran afinidad histórico-cultural con los matlatzincas. Se afirma que provinieron del territorio del Estado de Guerrero (también afirman que provienen del Estado de Morelos) y se establecieron en el Valle de Matlatzingo durante el siglo VII. La lengua tlahuica forma parte de la familia lingüística otomí-pame. 

El pueblo tlahuica es el menor, en cuanto al tamaño de su población, de los pueblos indígenas originarios del Estado. personas que hablan esta lengua, principalmente, en las comunidades del municipio de Ocuilan: Ahuatenco, San Juan Atzingo, Santa Ana, Lomas de Tecalzingo, Santa Lucía, Col. Dr. Gustavo Baz, San José Totoc y Santa María Nativitas. 

En la actualidad, la vestimenta tradicional ya sólo se usa en las fiestas de la comunidad y en ocasiones especiales; el vestido del hombre consistía en calzón y camisa de manta, huaraches y faja enredada en la cintura que puede ser de diferente color. La mujer vestía blusa blanca bordada de flores y un chincuete de cambaya sostenido con una faja multicolor.


Los tlahuicas a través de su lengua, ritos, tradiciones y cultos, sustentan su identidad étnica y cultural. En el templo de San Juan Atzingo, guardan religiosamente las varas sagradas de ese pueblo y un teponaxtle también sagrado, que tiene cabeza de felino en el extremo superior.

 Únicamente se sacan las varas sagradas de la justicia y se toca el teponaxtle en ocasiones muy especiales como el 31 de enero, la Semana Santa y el 24 de junio; así como en las actos de cambios de autoridades religiosas y ceremonias propias de este pueblo indígena, como la que hacen cada año en honor al Sol, al inicio de la primavera.

Gran parte de su territorio es de tierras comunales y bosques, cuya explotación también ha sido una ocupación tradicional de los tlahuicas, que utilizan la madera para la construcción de sus casas, la elaboración del tejamanil y quema de leña para la preparación de sus alimentos. En menor escala la población se dedica a la crianza de aves de corral y de ganado menor; y, al igual que los otros pueblos indígenas, sus integrantes emigran temporalmente a las ciudades, principalmente cuando el trabajo en el campo es escaso. 

La principal actividad económica de la población tlahuica es de carácter agropecuario. Sus cultivos son básicamente de temporal y sus principales productos son: maíz y frijol, para autoconsumo; haba, zanahoria, chícharo y papa tanto para el autoconsumo, como para su venta en el mercado local y, en algunos casos, el mercado regional.

Purepechas de Michoacan

Este pueblo indígena de las regiones lacustre y montañosa del centro de Michoacán se llama a sí mismo p'urhépecha, y cada uno de sus integrantes es un p'urhé o p'uré que significa gente o persona; esto implica una autoafirmación como seres humanos y pueblo en general.

Desde la Conquista y hasta hace unos cuantos años, este pueblo era conocido como tarasco; sin embargo, esta denominación es externa y les fue impuesta por los conquistadores. El actual área p'urhé se extiende a lo largo de 6 000 km2 de los 60 000 que tiene el estado de Michoacán, en la región norcentral de la entidad. Esta área se ubica entre los 1 600 y 2 600 msnm y se le denomina P'orhépecheo o Purhépecherhu, que significa "lugar donde viven los p'urhé". El área se ha subdividido tradicionalmente en cuatro regiones: Japóndarhu (lugar del lago), Eráxamani (Cañada de los once pueblos), Juátarisi  (Meseta), la ciénega de Zacapu y antiguamente se agregaba otra región: Jurhío (lugar de la tierra caliente).

Las localidades indígenas se caracterizan por tener un asentamiento de tipo compacto; hay municipios y poblados que tienen anexos, esto es, localidades periféricas con unas cuantas viviendas, por lo que en tal caso, se puede hablar de asentamientos mixtos. La población mestiza vive sobre todo en los centros urbanos que rodean el área. 

El idioma p'urhé no tiene parentesco lingüístico cercano con ninguna de las lenguas originales que se hablan en México. Se reconocen tres variantes dialectales: la de la región lacustre, central y serrana.

Las viviendas tradicionales pueden ser de adobe o de madera. Las casas de adobe se construyen en las regiones del Lago y la Cañada y hacia Los Reyes y Tingüindín, mientras que las de madera se hacen fundamentalmente en la sierra, aunque cada vez más se sustituyen ambas por construcciones con materiales modernos: tabique, tabicón, techo colado, láminas de asbesto, cartón o zinc.

Las danzas del ciclo de la cosecha (otoño-invierno) son las de los Viejitos, los Huacaleros, los Jóvenes y los Negritos, además de Dos bailadores, la danza del Pescado (en la región del Lago) y las de Pastores y Vaqueras. El ciclo se cierra con las danzas del carnaval.

El panteón p'urhépecha prehispánico estaba dividido en tres grandes grupos: los dioses mayores, los dioses mediadores y los dioses menores. Entre los mayores se encontraba Curicaueri, Xaratanga, Thares Upeme y Uazoríquare; entre los mediadores estaban Curita Caherí, Siruncia Arhan y Auicanime; entre los últimos se consideraban a los dioses ancestrales del grupo: Zirita-cherengue, Uacúsecha, Tingárata, etcétera. Estas divinidades se representaban como águila, fuego, piedra, tuza, caimán, etcétera, y de esta forma intervenían en la vida cotidiana de los p'urhé. Este pueblo concebía que su origen era divino, por eso en La Relación de Michoacán la historia comienza en el cielo y la segunda parte continúa en la tierra.

Otomíes, Michoacan

Los otomíes han compartido por mucho tiempo el territorio con otros grupos como los matlatzicas, los mazahuas, los nahuas y los ocuiltecos. Compartir el territorio es compartir la historia, lo que ha derivado en una afinidad cultural muy marcada. Los otomíes se encuentran dispersos en varios municipios del estado, y según los censos oficiales aquellos donde se asienta un número significativo de hablantes de lengua otomí son: Toluca, Temoaya, Acambay, Jiquipilco, Morelos, Otzolotepec, Lerma, Chapa de Mota, Aculco, Amanalco, Temascalcingo, Huixquilucan, Xonacatlán y Atizapán de Zaragoza. Aunque en los municipios de Zinacantepec, Timilpan y Ocoyoacac, el número de hablantes otomíes ha disminuido, sus prácticas sociales y religiosas, al igual que su manera de concebir y organizar la vida en colectivo, mantienen un fuerte vínculo con la cultura otomiana.


El otomí está considerado como una lengua tonal, cuyas variantes dialectales dependen de su distribución geográfica. De acuerdo con la clasificación lingüística, el otomí, junto con el mazahua, el pame, el ocuilteca, el chichimeca-jonaz y el matlatzinca, pertenece a las lenguas otomianas, las cuales a su vez pertenecen a la rama otopame de la familia otomangue.

Los otomíes se nombran a sí mismos ñähñu, que significa “los que hablan otomí”. La palabra otomí es de origen náhuatl (singular: otomitl, plural: otomí); pasó al español bajo las formas otomí (plural otomíes), othomí, otomite, othomite. Según algunos autores, otomitl provendría del náhuatl otocac, “que camina”, y mitl, “flecha”, porque, supuestamente, los otomíes, grandes cazadores, caminaban cargados de flechas.

Una de las estrategias de los otomíes para asegurar su continuidad como cultura, que incide en todos los demás ámbitos de la existencia social, es la compleja vida ceremonial. Ésta se expresa a través de un rico calendario de fiestas y de una complicada red de santuarios conformada por numerosos puntos sagrados que se conectan por el peregrinar de hombres y mujeres. La vida ceremonial se manifiesta en el culto a los santos patronos, en los santuarios regionales y, además, en los oratorios familiares, culto que aún pervive en la región.

Sin duda, las danzas, como organizaciones donde convergen múltiples vínculos sociales, son de vital importancia en la reproducción de la vida ceremonial de los pueblos ñähñu.


 La actividad agrícola, que gira en torno al cultivo del maíz, está íntimamente ligada a los ciclos ceremoniales. Las familias otomíes organizan sus actividades alrededor de los ciclos de cultivo y cosecha. Aunque existen zonas de riego, la mayoría de las tierras son de temporal; así la alternancia entre la temporada de secas y la de lluvias determina la organización de la actividad agrícola.

Mazahuas de Michoacán

No se sabe con certeza sobre el origen de la palabra mazahua. Se dice que proviene del nombre del primer jefe de este pueblo que se llamó Mazatlí-Tecutli; hay quien piensa que se deriva del náhuatl mázatl, venado, o bien de Mazahuacán donde hay venado que es el nombre del lugar de origen de este pueblo. La región mazahua está situada en la parte noroeste del Estado de México y en una pequeña área del oriente del estado de Michoacán. 

Michoacán tan solo cuenta con unos cuantos municipios como; Angangueo, Senguio, Tlalpujahua, Maravatio, Susupuato y Zitácuaro, este último de Mayor población ñatjo en sus tenencias de Francisco Serrato, Crescencio Morales, Donaciano Ojeda, Nicolás Romero, Aputzio de Juárez, San Juan Zitácuaro y Carpinteros.

Aunque hay varias tenencias y municipios mazahuas, dos son las tenencias que conservan una gran riqueza cultural, artesanal, musical y dancística; Crescencio Morales y Francisco Serrato. En las demás tenencia se entiende la lengua mazahua pero ya no se hablan.
La perdida de la lengua ñatjo en el estado de Michoacán ha tenido un proceso acelerado debido a factores como la migración, discriminación, racismo, intoleracia étnica etc. que obliga a la población mazahua adoptar nuevas formas de comportamiento, de vestimenta y lenguajes distintos alos del lugar de origen.

Danzas; Flautas, Tambor y Violín, son los instrumentos de tipo ceremonial, que se ejecutan para las distintas danzas mazahuas; santiagueros, pastoras, arcos, decima, vaqueros, sonajas, mismas que se danzan en las fiestas religiosas. Acompañan al encuentro de cirios, flores, lavada de ropa, mandas, tapaderas de flor.

En esta música los adultos juegan un papel determinante, son ellos, quienes a través del aprendizaje mediante la vista, oído y memoria, conservan notas que en ocasiones son difíciles de transcribir y más aún porque ellos no tienen esa posibilidad de contar con una enseñanza formal de la música y la danza.

Para los mazahuas la música es fundamental, porque dicen, , por ello es que esta presente en las fiestas religiosas, culturales, particulares o sociales, donde la gente se divierte y baila al ritmo del violín, banjo, guitarra, contrabajo o tololoche, instrumentos que al ser ejecutados armónicamente generan una diversidad de sonidos musicales que enriquecen y brindan un toque de magia y diversión a las fiestas.

La creencia religiosa y la cosmología mazagua es una mezcla del catolicismo y las creencias indígenas. Los festivales anuales se basan en el calendario católico donde cada comunidad tiene un santo patrón, la más común de las cuales es Isidro Labrador. Dos de los más grandes festivales son Exaltación de la Santa Cruz (3 de mayo) y el Día de los Muertos (2 de noviembre). Danzas tradicionales realizadas en ocasiones especiales incluyen Danza de Pastoras, Danza de santiagueros y Danza de concheros.


Las faldas se sujetan con una faja tejida, cuyos diseños son de gran importancia cultural. La banda es uno de los elementos más importantes, que se llevan alrededor de la cintura, que es considerado como el centro energético relacionado con el cosmos y la Madre Tierra. Estas fajas son tejidas con diseños variados destinados a transmitir ideas, historias, sentimientos y experiencias. Por ejemplo, una abundancia de aves en general, indica la belleza, la libertad y la gracia. Sin embargo, si un pájaro es retratado con una espina en su pierna, puede significar algún tipo de dolor físico o espiritual. Otro símbolo importante es una estrella estilizada, al guardián de la noche que trae mensajes y es un protector de la salud.

Nahuas de Morelos

Los pueblos indígenas de Morelos se encuentran dispersos en cerca de 16 municipios y son alrededor de 35 las comunidades nahuas que se concentran principalmente en Hueyapan, municipio de Tetela del Volcán; Tetelcingo, municipio de Cuautla; Santa Catarina, municipio de Tepoztlán; Cuentepec, municipio de Temixco y Xoxocotla, municipio de Puente de Ixtla. El náhuatl es la lengua predominante en el estado, agrupando alrededor del 36% de los hablantes de lengua indígena.


La geografía donde habitan los pueblos nahuas no es homogénea y se ubican en tres zonas ecológicas distintas. La zona norte corresponde a la Sierra Alta, que se encuentra entre los 2 000 y 4 000 msnm de altitud y se caracteriza por tener un clima húmedo frío, con una gran área forestal de pinos, oyameles, cipreses, encinos y cedros. En esta zona se ubican los pueblos nahuatlatos de Hueyapan, Coajomulco, San Juan Tlacotenco, Ocotepec y San José de los Laureles.

La lengua náhuatl se encuentra dentro de la subfamilia aztecoide que pertenece a la familia o grupo yuto-azteca. Este grupo de lenguas emparentadas se habla desde las mesetas de la gran Cuenca del Oeste de los Estados Unidos hasta algunas regiones de Nicaragua. Dentro del territorio mexicano el náhuatl es el idioma con mayor número de hablantes del grupo yutoazteca. Según sus características lingüísticas, el náhuatl se ha dividido en cuatro grupos: el del este, del oeste, el central y el septentrional, el de Morelos pertenece al segundo, que utiliza la tl al final, y usa como prefijo el pretérito.

En Morelos habitan alrededor de 19 940 indígenas mayores, de cinco años de los cuales el 71.10% hablan el nahua, el 5% el mixteco, el 2% el zapoteco y el resto habla otras 25 lenguas indígenas de otras partes de México. Un 20% no habla el español.

 Todavía subsiste la indumentaria tradicional elaborada artesanalmente y usada sobre todo por la gente mayor. En la vida cotidiana son los ancianos, hombres y mujeres, quienes portan este vestido; los hombres calzón y camisa de manta, las mujeres chincuetes (faldas muy amplias enredadas al cuerpo) y blusas repujadas o huipiles y fajas.

El atuendo tradicional de un hombre se compone de camisa y calzón de manta, además de gabán de lana en la zona norte, sombrero y huaraches. Las mujeres de Hueyapan, usan chincuetes, fajas y rebozos de lana, blusas plisadas de satín o de algodón e ixcacles.

Estos pueblos realizan sus fiestas con la magnificencia que sus limitados recursos les permiten. En todas sus celebraciones la misa católica y los actos litúrgicos dan pauta a las celebraciones colectivas y a las particulares. Es decir, la iglesia los reúne y las danzas son el punto por el cual tiene sentido ser de un determinado pueblo. En estas fiestas se presentan alrededor de 15 danzas diferentes, entre las que destacan las de las Ramas, Tecuanes, Pastoras, Chinelos, Gañanes, Aztecas, Tenochmes o Apaches, Contradanza, Moros, Tres Potencias, Sayones e Inditas. 

Las actividades económicas más importantes son la agricultura y la ganadería; para la primera se trabaja el hierro forjado, en la manufactura de los instrumentos para la roza y corte de caña; en esta rama sobresalen los productores de Jojutla y Cuautla. Para el uso ceremonial y festivo se elabora alfarería, ésta a veces dedicada exclusivamente a la cerámica para ritual, cerería, papel picado, mascarería, metalistería y pirotecnia, lo cual se da en llamar artesanía ceremonial. Su producción sobresale en las comunidades de Tlayacapan, Tepoztlán y Axochiapan. Hueyapan tiene una gran tradición en el tejido de lana pura para la confección de vestimenta de uso cotidiano como chincuetes, rebozos, gabanes y fajas. En Huazulco y Amilcingo se hacen exquisitos dulces de amaranto, cacahuate y semilla de calabaza. Estos productos se venden sobre todo a nivel estatal durante todo el año en diferentes ferias, por excelencia en las de Cuaresma de Morelos. También una artesanía local muy importante en cada una de estas comunidades son los arreglos de flores naturales para sus diferentes fiestas religiosas, como son los xochimamastles de Xoxocotla.


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